En 1º y 2º de Educación Primaria estamos muy satisfechos de nuestros dos primeros proyectos, que han sido muy motivadores y divertidos, haciendo que los alumnos se sientan los auténticos protagonistas de su aprendizaje. 

Comenzamos el curso con “El jefe infiltrado” en el  que trabajamos, entre otras cosas, las profesiones. El pistoletazo de salida fue de una forma tan sugerente como esta:

Para acercar lo aprendido al mundo real, pedimos la colaboración de las familias con un taller de padres en el que estos nos explicaron sus profesiones. Fue una tarde muy especial, compartiendo experiencias.

Para asentar e interiorizar el aprendizaje, se planificaron múltiples actividades y dinámicas con metodologías activas en las que los alumnos interactúan entre ellos de forma cooperativa.

Como broche final al proyecto, fuimos a Micropolix para poder trabajar como adultos en una ciudad hecha para los más pequeños. Hicimos de todo, desde perseguir ladrones vestidos de policías hasta hacer la compra en el supermercado. También pudimos repartir paquetes por todos los establecimientos, ser periodistas de investigación y ponernos en la piel de los médicos en el hospital de Micropolix. 

El segundo proyecto ha sido “Masterchef” en el que hemos descubierto el cuerpo humano y la alimentación. La dinámica inicial de motivación contó con la presencia de un “chef”  tan simpático como este, que nos invitó a cocinar juntos.

Pudimos contar con el taller de “Vivo Sano”, en el que aprendimos buenos hábitos de higiene y alimentación, para concretar con un trabajo de investigación a través de la prensa, en la que distinguimos la comida saludable de la que no lo era.

 

 

 

 

 

 

Con el objetivo de acercar la experiencia en torno a los contenidos trabajados, visitamos el Mercado de Guzmán el Bueno, donde nos enseñaron los puestos y pudimos degustar algunos de sus productos. La visita al laboratorio fue también muy esclarecedora. Allí conocimos a Rodolfo (el esqueleto humano) y Iron Man (el sistema locomotor).

Como producto final realizamos dos postres: una sabrosa tarta de la abuela y una saludable brocheta de frutas en el comedor escolar, recurriendo de nuevo a la colaboración de los padres que acudieron al taller.

Todo esto se acompaña de otros programas que nos permiten trabajar aspectos no curriculares, pero igualmente determinantes para el crecimiento de nuestros alumnos. Realizamos así una sesión de Hara titulada “El tren de las emociones”. Con ella nos conocimos un poco mejor a través de un taller de teatro en el que pusimos nombre y pensamos en las diferentes emociones que todos sentimos.

Pronto tendréis más noticias nuestras. Aprender es un camino fascinante en el que cada día descubrimos algo.