La enseñanza de la Historia contribuye al desarrollo integral de los estudiantes y les proporciona una comprensión más profunda del mundo que los rodea. De acuerdo a los contenidos planteados para la educación secundaria, nuestros alumnos han comenzado su andadura, descubriendo el origen de la humanidad y las primeras sociedades. Este acercamiento, de acuerdo con el marco del Nuevo Contexto de Aprendizaje, se ha realizado de manera interdisciplinar, enriqueciendo la experiencia final.

Después de estudiar y comprender conceptos como la hominización, el Paleolítico, el Neolítico, la Edad de los Metales o el arte prehistórico, nuestros alumnos han debido desarrollar un producto final en el que sintetizasen los aprendizajes esenciales. Con un formato libre, debían elaborar un árbol de la evolución humana que llevase hasta el hombre actual (Homo sapiens sapiens), remarcando los rasgos principales de los diferentes homínidos.

Además de valorar la aplicación correcta de los contenidos, su presentación, dados, el proceso de elaboración y la puntualidad en la entrega, les marcamos un requisito: ¡debían de ser creativos con los materiales! Los más conservadores optaron por un árbol dibujado en una cartulina, mientras que otros se decantaron por un móvil con hilos que parten de un origen, el empleo de materiales reciclados, etc.).

Aprovechando la curiosidad inherente de nuestros alumnos ante los cambios morfológicos que nos distinguen del resto de grandes simios, esta actividad, se desarrolló primero en un plano de investigación, usando las nuevas tecnologías de la información, y luego otro plano manipulativo. Al interiorizar el trabajo han entendido cuándo comenzamos a caminar erguidos, la importancia del fuego, cómo se enfrentaron a los cambios climáticos, las migraciones, cuándo aumentó el tamaño de nuestro cerebro y los consiguientes cambios en nuestra tecnología. Siempre teniendo presente que la evolución no es direccional.

Acercándonos al conocimiento, ligamos pasado y presente. Podemos también abordar el futuro de un modo más crítico, trabajando valores en paralelo como la convivencia o el uso del medio natural, ¡sin dejar de lado la dimensión creativa del ser humano!