Cuando llega el final de una etapa educativa siempre se nota la emoción entre el alumnado, que ve cómo se supera un hito en su vida. El pasado martes, 23 de mayo, fue el turno de 4º de Secundaria.
Al acabar la educación obligatoria, nuestros alumnos deben tomar una primera gran decisión en sus vidas y eso les hace más conscientes, si cabe, del momento en el que se encuentran. Para cursar este año ya escogieron entre ciencias y letras. Ahora, con el primer título oficial ya en su haber, deben inscribirse en Bachillerato o Formación Profesional, iniciando otra etapa académica, ahora postobligatoria, que determinará la marcha de alguno de ellos hacia otros centros.
Más allá de la nostalgia, es este un momento para celebrar lo vivido a lo largo de los años compartidos. Algunos de ellos llegaron a nuestro colegio con tres años y otros se han ido incorporando después, pasando a ser todos parte de un grupo que ahora puede mirar hacia atrás y reconocerse.
La ceremonia nos permitió a todos recordar méritos, anécdotas y valores en los que reflejarnos. No pudo faltar el reconocimiento a nuestro fundador y la institución que representan las Escuelas Cristianas de los Hermanos de La Salle, cuyo carácter ha guiado nuestro quehacer a lo largo del tiempo.
Cerramos la tarde con una celebración que, organizada por la Asociación de Familias, permitió a la comunidad escolar disfrutar juntos de un momento en el que sentirnos unidos. Alumnos, profesores y familias, reímos y compartimos un rato entrañable.